AIQS NEWS 85 (CAST)

Cuando ya todo el mundo estaba colocado, el chairman dijo: “Ahora podemos continuar con nuestros asuntos”, y se apagaron las luces y volví a la presentación. Yo tenía la duda de qué tenía que hacer: con este ajetreo ya nadie seguiría el hilo si continuaba, pero si volvía a empezar, aquel militar maleducado creería que era por él (habría podido esperar a entrar en una pausa y no hacer la aparición teatral de jefe supremo que pasa por encima de todo). Decidí continuar. Pero continuar no era tan fácil. Yo había estudiado francés en bachillerato y me interesé mucho por esta lengua. Tengo el francés muy arraigado al subconsciente. Aprendí inglés más tarde. Mi problema fue que al intentar conectar el chip de habla en extranjero, con los nervios, las palabras me salían en francés en lugar de inglés. Concretamente, para la palabra arena, sand en inglés, me salía sable, en francés. Hice dos o tres intentos de habla y los tuve que interrumpir. Solo después de un esfuerzo de concentración fuerte, el chip se me conectó al inglés y pude hacer toda la presentación (con los guardias con sus ametralladoras al lado, por supuesto). Cuando acabé era la hora del coffee break. Todos los extranjeros me vinieron a abrazar conjuntamente. Me quedé muy sorprendido. “Lo que hemos sufrido por ti”, me dijeron. Yo le dije al chairman que ya me habría podido avisar que vendría aquel individuo. Me dijo que a él le habían pasado una nota justo al inicio de la sesión. Aparte de la ciencia, hubo ratos de recreo. Un anochecer nos llevaron a un espectáculo folclórico en que una chica con falda larga bailaba en medio de un círculo de hombres sentados en el suelo que tocaban instrumentos diversos. Algunos investigadores extranjeros me dijeron que parecía flamenco, y ciertamente tanto la coreografía como la música tenían una semejanza. Aparte de hacer la presentación, yo había ido allí para estudiar los hidrocarburos sedimentarios del río Xatt al- Arab. No habíamos tenido mucho tiempo de hacer nada, porque todo el mundo estaba ocupado con los trabajos del congreso. Entonces decidimos que yo me quedaría un par de días más para estudiar los resultados de los análisis con algunos investigadores de la Universidad de Basora. Acabado el congreso, yo era el único extranjero y me llevaron un día a la universidad, que estaba en el otro borde del río Xatt- al-Arab, en dirección al frente. Los estudiantes iban todos vestidos con uniforme, con pantalón camisa y jersey. Las chicas igual, pero con falda. Algunas, encima del uniforme, llevaban una especie de velo negro transparente. Los edificios de la universidad, la mayoría de una sola planta, estaban todos adaptados para ser utilizados como puntos de resistencia en caso de ataque. Delante de las puertas había una especie de armarios clavados al suelo llenos de arena. En las ventanas también había estructuras llenas de arena. En uno de estos edificios estuve trabajando con gente diversa del grupo del Prof. Ali Douabul. Por la tarde, un día que estaba solo haciendo cálculos, empezó un bombardeo. Pero esta vez los cañonazos no sonaban afuera sino que con cada trueno temblaba el edificio, y no eran 38 AIQS News 85

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