AIQS NEWS 85 (CAST)

39 AIQS News 85 Flaixos Flashes News in Brief esporádicos, sino continuados. Después, encima, se sentían los motores de los aviones. Esto duró más de cuatro horas. Como siempre, interpretaba que los cañonazos eran sacados de mi lado hacia la otra, pero también pensaba que, si esto era así, es porque probablemente los del otro lado también atacaban. Pensaba que, si los del otro bando me encontraban allí, nadie se creería que estaba por motivos científicos. En medio del concierto vino uno de los miembros del grupo, muy simpático, y me dijo que no me preocupara, que aquello era normal. Me dijo: “Estas tormentas son normales” (como he dicho antes allá nadie hablaba de la guerra), y añadió: “Pero, por si tenemos que marchar antes, yo ya he aparcado el coche delante de la puerta.” Aquella tarde fue la única que perdí los nervios. No es lo mismo sentir un cañonazo de vez en cuando que sentir uno constante durante unas cuatro horas, y que cada trueno haga vibrar el lugar donde estás. Además, sin saber que pasa ni por qué. La carencia de información es un problema para la gente civil en zonas de guerra. A partir de un cierto punto ya era incapaz de hacer cálculos, porque ya no me podía concentrar. Después vino a recogerme el que me había avisado. Suerte que no nos tuvimos que ir con prisas, porque el coche no se ponía en marcha de ninguna forma. Lo pusimos en marcha en segunda, yo empujando y él haciendo entrar la marcha. Aquella noche dije que no me encontraba bien y no fui a cenar con el grupo, tema de nervios. Aquella noche estaba previsto volver a Bagdad. Me llevó una pareja con su hija. Él era un profesor de la Universidad de Basora que no conocía. Eran una gente muy amable. Cuando llegamos a Bagdad, sobre las siete de la mañana, a pesar de que yo le decía que me dejara en una parada de taxis y que ya iría al aeropuerto, me llevó a casa de sus suegros, los despertó, me dieron almuerzo y después me llevó al aeropuerto. Cuando yo marchaba de Irak tenía una sensación de alivio, de dejar un peligro atrás, pero también de preocupación por esa gente que había conocido, que eran como yo, como nosotros, con la única diferencia que hablaban una lengua que no podía entender ni en forma oral ni escrita. Eran una gente muy amable que tenía el problema de vivir en el lugar y momento equivocado. Al cabo de unos quince días de mi llegada a Barcelona, leí en El País que Basora había sido bombardeada, que una gran proporción de sus habitantes habían huido a Kuwait y que, entre otros destrozos, el hotel Sheraton había sido dañado de forma importante. El trabajo que fui a hacer, fue publicado en la revista Naturwissenschaften 72, 35-37 (1985). Siempre he llevado a la gente que conocí en mi recuerdo. Joan O. Grimalt Promoción 1978

RkJQdWJsaXNoZXIy NjI2NA==