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AIQS
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del primer curso que explicaba se relajó un poco al llegar
a segundo. Siempre digo que el paso por el Químic, para
mí, fue muy positivo, y en el éxito posterior de mi vida
profesional hay un porcentaje en el cual tiene que ver el
IQS, porque te da un bagaje que forma parte de tu vida y
de todo el que haces.
Después de esta experiencia que tanto le ha marcado,
¿cuáles fueron sus primeros pasos al mundo laboral?
Empecé trabajando en un laboratorio de control de
calidad de Vilafranca del Penedès, que se llamaba
CONTRAL y apenas arrancaba, pero el proyecto no
tuvo continuidad y en menos de un año lo cerraron.
A partir de aquí, entré en la industria farmacéutica,
en un laboratorio de control de calidad, dónde tuve la
oportunidad de participar en el desarrollo de varios
nuevos productos. Pero mi inquietud me decía que con
esto no tenía bastante y que se podían hacer más cosas.
Conocí gente nueva y una de estas personas fue Antonio
Asensio, que ya formaba parte del mundo de los medios
de comunicación y estaba iniciando el Grupo Zeta, en
aquel momento.
Un apellido muy relacionado con esta golosina tan
conocida que crearon los dos...
Sí. Nuestros hijos iban a la misma escuela y,
precisamente allí, nos dimos cuenta que los niños hacen
un gran consumo de golosinas y que, por lo tanto, son
un mercado con un gran potencial. En aquel momento,
no había la competencia que hay hoy en día, entre los
niños, con temas como el móvil, sino que el único que
tenían eran los caramelos que se compraban. En aquel
momento, cómo he dicho, yo estaba en el mundo de la
farmacéutica y Antonio Asensio
en el de la
comunicación, pero de caramelos no sabíamos nada. En
un principio, empezamos a hacer pruebas con un reactor
pequeño de gasificación de caramelos, que todavía
tenemos expuesto en las oficinas. ¿Pero basándonos en
qué? Pues en la vertiente científica que te da el Químic y
que posteriormente cada alumno desarrolla en función
de su manera de ser. De hecho, a mí siempre me ha
gustado ver y probar cosas nuevas.
¿Y cómo evolucionaron sus pruebas hasta llegar al
sorpresivo resultado final?
Estuvimos probando gasificar con anhídrido carbónico
(estamos hablando de los años setenta) en masas
diversas. Sobre cuál era nuestra base, en el Polo Norte
hay pequeñas burbujas de agua que, con el paso de los
años, quedaron cubiertas con nieve, y esto supone una
presión de entre 60 y 200 atmósferas. Estas burbujas
que quedan dentro del cubito no tienen suficiente fuerza
para romper la capa de hielo, pero, cuando lo pones
dentro del agua, va deshaciendo la capa de hielo hasta
que llega un momento que la burbuja del cubito tiene
más bastante que no la tensión superficial que tiene.
¿Esto qué provoca? Pues explosión y ruido. Basándonos
en este principio nació el Peta Zetas®, después de un
año y medio de trabajo. Y una vez tuvimos el producto
había que crear la fábrica, que tuvimos en sólo seis
meses.
Después de salir al mercado con su producto, dice que
murieron de éxito. ¿Qué quiere decir?
Pues porque, sólo salir, nuestro producto ya fue un
superéxito y los camiones hacían cola para cargar ante
nuestra fábrica. Lo que pasó es que, cuando el niño ya
lo había probado, preguntaba que más había, pero la
realidad es que no teníamos nada más y, por lo tanto,
no lo compraba. Así que, a principios de los ochenta,
nos encontramos con un gran ascenso de compras y, a
continuación, una rápida caída
de las ventas.
¿Y qué estrategia adoptaron?
La solución fue abrirnos
además países y, por
lo tanto, empezar
a exportar, si bien
en aquel momento
no había nada, en
cuanto a ayudas, y
tampoco teníamos
dinero. Dije a mi
mujer, que era
holandesa y hablaba
siete lenguas, que
tenía que trabajar
pero sin cobrar
nada, y a partir de su