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AIQS

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News in Brief

Durán (promoción IQS-1969) y Francesc Gusi (promoción

IQS-1968).

Ferran Durán compartió la emocionante vivencia de un

joven de 19 años que “se sentía parte de la historia y que

pensaba que con ese encierro acabarían con el régimen

de Franco”. Explicó que, en su opinión, una consecuencia

importante de los hechos fue que los estudiantes del único

centro universitario privado catalán en aquel entonces

conectaron y se integraron con todo el movimiento

estudiantil catalán. Asimismo, evocó el famoso concierto

de Raimon, unos meses después del propio 1966, en el

campus del IQS, donde se reunieron cuatro o cinco mil

estudiantes en un ambiente -después de la represión

sufrida- de gran confraternidad y movilización política.

Por su parte, Francesc Gusi recordó que quienes se

cerraron en el convento acudieron como delegados, en

representación de todos los estudiantes y no a título

individual.

Gusi valoró que el director del IQS de esemomento, el padre

Ferrer Pi, siempre respetó la decisión de los estudiantes

ante sus padres. Gusi mencionó, sin embargo, que, en

el año 1998, con motivo de la entrega de la medalla de la

AIQS, el padre Ferrer Pi dijo textualmente: “De otras cosas

prefiero olvidarme. Me refiero a las tensiones que nos

tocó vivir, típicas de los centros universitarios en aquel

entonces, y que en Barcelona se agudizaron hacia la mitad

de los años 60, debido a un gobernador poco comprensivo

y a unas autoridades poco celosas de la autonomía

universitaria. Suerte que, entre otros, pude contar con

dos excelentes amigos: Joaquín Buxó, presidente de la

Diputación y primer presidente de nuestro Patronato,

y de Manuel Lora Tamayo, ministro de Educación”.

Finalmente, Gusi también rememoró, emocionado, la

solidaridad que le manifestaron sus compañeros -una vez

terminado el encierro-, incluso aquellos que podían no

estar de acuerdo con las vivencias vividas.

El último de los invitados al acto fue quien era provincial

de los Capuchinos en aquel marzo de 1966, el padre

Joan Botam. Explicó que los hechos fueron decisivos y

supusieron un punto de inflexión en la actitud de muchos

representantes de la Iglesia respecto a la dictadura vigente.

Dijo textualmente que “sabíamos que era lo que teníamos

que hacer en ese momento, cuando decidimos que todas

aquellas personas presentes en el convento eran nuestros

huéspedes, y así lo transmitió a la policía”. El padre Botam

destacó tanto la extraordinaria convivencia de aquellos

días entre hermanos, estudiantes, hombres, mujeres,

profesores e intelectuales como la transversalidad de

la Asamblea, por encima de ideologías o corrientes de

pensamiento. Cerró su intervención animando a “mirar La

Capuchinada como una luz que puede alumbrar nuestros

días”.

El acto de conmemoración terminó con la lectura de unos

poemas de Salvador Espriu, de José Agustín Goytisolo y de

Joan Oliver (Pere Quart) a cargo del poeta e ingeniero Joan

Noves (promoción IQS-1968).