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AIQS
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También fue uno de los impulsores
de la creación de la planta piloto
de ingeniería química y de la
formación de profesores en el
École de Génie Chimique de Tolosa
(Francia),
que
posteriormente
colaboró en el desarrollo de la
industria química en Cataluña y en
todo el mundo. Y, en parte, también
fue uno de los responsables de que
el patrimonio de IQS no se perdiera
cuando estalló la Guerra Civil.
¿Cómo fue, esto?
Cuando expulsaron los jesuitas de
España con el estallido de la Guerra
Civil, con motivo de la confiscación
del edificio de IQS, mi padre y
el profesor Juan José Muñoz,
mediante la sociedad Sciencia,
salvaron
el
patrimonio
del
instituto y continuaron ofreciendo
clases a los estudiantes en la calle
Pomaret, en Sarriá, a pocos metros
de IQS. Su sentido de la justicia
lo hacía luchar siempre por sus
creencias. De hecho, también
fue él quien, después de una dura
tarea, convenció al padre Vitòria
para que se escondiera en su casa
durante la Guerra Civil, hasta que
le llegó la orden de los jesuitas de
exiliarse a Colombia. Entonces mi
padre se volvió a jugar la vida y lo
acompañó al puerto de Barcelona,
donde el padre Vitòria se embarcó
en el barco Principessa Giovanna
hacia el exilio.
Deduzco, pues, ¿que también era
un hombre muy valiente?
Valiente,
perseverante
y
extremadamente curioso. Hasta
el punto que cuando estuvo en la
prisión durante la Guerra Civil
coincidió con un alemán de las
brigadas
internacionales
que
era profesor de matemáticas
y aprovechó su estancia para
intentar aprender alemán. Y al
final lo chapurreaba y todo. En esta
línea, cuando finalmente se jubiló,
nos encontrábamos al inicio de la
informática y él decidió estudiar.
También colaboró con un primo
mío que es médico haciéndole
programas de estadística aplicada.
Su pasión era tan grande que
muchos fines de semana se negaba
a marchar a la casa de veraneo que
se habían comprado, porque no se
podía llevar el ordenador. Y es que
en aquellos años no existían ni los
portátiles ni las tabletas.
Y hasta encontró tiempo para ser
presidente de la AIQS durante 4
años.
Sí, tengo entendido que le
propusieron la presidencia del AIQS
por su carácter mediador, en un
momento en que en la asociación
habían dos visiones muy opuestas.
Él ayudó a desencallar el problema;
formaba parte de su talante.
¿Qué le gustaba hacer durante su
tiempo libre? Qué aficiones tenía?
Le gustaba mucho el deporte. Jugó
a fútbol con el equipo de las Tres
Torres hasta que fue veterano.
También jugaba a tenis, hasta que
fue muy mayor. Hacían dobles de
veteranos cada martes. Otra cosa
en la que destacaba era en los juegos
de mesa, como el dominó y las
cartas, supongo que por su dominio
de cálculo mental. También sentía
devoción por la familia y por los
amigos, y a muchos los conservó
desde la escuela hasta el final de
sus días.
“Mi padre era
extramadamente
curioso, hasta el
punto que cuando
estaba en prisión
durante la Guerra
Civil coincidió con un
agente de las brigadas
internacionales
alemanas e intentó
aprender alemán”
Impulsor de IQS moderno
El Dr. Pere Ribosa fue la mano
derecha del padre Salvador Gil
en la creación de IQS moderno,
de clara vocación industrial. La
personalidad y la tarea del Dr.
Pere Ribosa han sido reconocidas
con la Medalla de Oro de IQS y
van más allá de la docencia en
IQS, puesto que también creó
una empresa, Tensia Surfac
SANO, participó directamente
en el Comité Español de la
Detergència,
Tensioactivos
y Afines (CED), del cual fue
presidente en el periodo 1977-
1981, y colaboró en la fundación
de la Asociación de Investigación
de la Detergència, en 1975, con
sede al CSIC de Barcelona.