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Així són
Así son
The way they are
Desde hace cuarenta años, José Antonio
Miquel se reúne con amigos y familiares
para jugar con los trenes, es decir, jugar
a ser jefes de estación sobre un trazado
viario enminiatura, construido y mejorado
por él mismo de manera artesana. Un
trazado en miniatura, esto sin embargo,
sólo en tamaño, ya que, en los más de 90
metros de vía de su circuito doméstico, se
replica con exactitud el funcionamiento
real de un sistema ferroviario, con los
cambios de agujas, los horarios, los
túneles, los semáforos…Y todo se controla
manualmente, como si se tratara de una
circulación ferroviaria real.
“Hay muchas maneras de sentirse
fascinado por los trenes”, explica
José Antonio Miquel, “te puede gustar
coleccionar maquetas, viajar en tren,
visitarlos, e incluso tener un circuito donde
las réplicas circulan solas cuando aprietas
un botón”. Pero, añade: “Mi afición va
más allá, es jugar a trenes, no con trenes.
Jugar a ser jefe de estación con todo lo que
compota”. Y lo que comporta, además de la
construcciónartesanal del trazadomodular
formado por 23 piezas, de los elementos
de circulación y la instalación de relés y
transformadores para electrificar las vías
o accionar los semáforos, es cumplir un
programa de circulación donde se ponen
en movimiento de manera simultánea
hasta doce trenes y tranvías, que tienen
que cumplir escrupulosamente un horario
de salida, de llegada, unos cruces que cabe
respetar y cuatro estaciones principales
donde hacer las paradas.
Todo empezó en casa de mis padres, donde
mi progenitor empezó, en la época de
posguerra, a construir sus propios vagones
y una maqueta de recorrido ferroviario
inspirado, en parte, en el trazado del tren
cremallera deMontserrat. Allí, en la década
de los setenta, empezaron las partidas y el
juego, que puede alargarse hasta cinco o
seis horas, si todo es correcto, si el equipo
está concentrado y no se cometen errores.
No en vano, se tiene que reunir un mínimo
de tres o cuatro jugadores expertos para
garantizar la fluidez del recorrido. Pero, en
José Antonio Miquel heredó de su padre y de su abuelo la pasión por la mecánica y la ingeniería;
también la habilidad para trabajar con las maquetas y las miniaturas. Tanto una cosa como la
otra combinan perfectamente con su amor por los trenes, concretamente con su afición por el
modelismo dinámico de tablero, dónde un grupo de jugadores simulan una circulación ferroviaria
en toda su complejidad.
ENTREVISTA CON JOSÉ ANTONIO MIQUEL, INGENIERO QUÍMICO RETIRADO
“Hay muchas maneras de sentirse fascinado por los trenes”
mi casa, donde se instaló, hace treinta
y cinco años –y la ha ampliado- la
herencia ferroviaria en miniatura,
que ahora ocupa dos habitaciones y
pate del pasillo, para su conexión,
se han llegado a reunir más de una
docena de personas alrededor de los
mandos que electrifican y activan
las vías, los que activan y permitan
el paso de los trenes, que regulan la
velocidad, o alrededor del control del
cambio de agujas, o supervisando
el cumplimiento de los horarios
de circulación, o, simplemente,
gozando del espectáculo de la
sincronía, la velocidad y el realismo
de este modelismo vivo.
La afición por jugar a trenes no
entiende de edad ni de profesión:
“Estos años, ha venido a jugar
medio centenar de personas muy
diferentes, incluyendo gente muy
joven, de dieciocho años o menos;
hemos tenido capellanes, ingenieros,
arquitectos, periodistas… Si te
divierte, esta afición engancha. No
solemos reunir los domingos y, si
hace mucho que no jugamos, la gente
lo reclama”.
Eneltrazadonofaltadetalle,apesarde
que la decoración y la ornamentación
o es lomás importante, lo importante
es que el diseño permita un juego
dinámico, donde, como destaca
Miquel, “no hay competición, todo
consiste a superarte a ti mismo, a
ser capaz de anticiparte o corregir
los errores, propios o ajenos.
Nadie gana, ganamos todos los
que nos divertimos”. Mantener
los programas de circulación no
es sencillo, exige coordinación,
concentracióny ciertameticulosidad.
“Pero que sea complicado es el que lo
hace divertido”, explica Miquel, para
quién esta afición no exige saber de
motores, pero sí “no ser demasiado
torpe y tener un poco de sentido
común y lógica”.
Ahora, ya jubilado, después de
una vida profesional vinculada a la
química en diferentes empresas,
roles y responsabilidades, Miquel
quiere mantener viva una afición
de la cual no ha encontrado réplica
en Catalunya ni en el mundo; “y
he preguntado a expertos y tiendas
especializadas”, matiza. Una afición
y un amor por jugar a los trenes
que Miquel combina con las otras
pasiones del hombre inquieto,
curioso y de mirada inteligente
que es: las maquetas de barcos (ha
elaborado un total de catorce), cantar
en diferentes corales, así como
escribir libros y recuperar en DVD un
valioso material audiovisual grabado
en súper 8, hacia los años cincuenta,
en la zona de los Pirineos.
Ensu tablerodemodelismodinámico, sepueden
apreciar cuatro puentes metálicos artesanos,
así como un viaducto de madera hacho a mano
por el mismo José Antonio Miquel, además
de las estaciones, los bajadores y los túneles,
que ofrecen realismo e imaginación para los
operarios, los controladores de estación y los
maquinistas en que se convierten los jugadores
de este complejo circuito, donde no hace falta,
incluso, una zona denominada, coloquialmente,
el extranjero, donde, según el programa de
circulación que se siga, algunos de los convoy
hacen paradas largas hasta que vuelven al
trazado de juego.