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actual, donde conviven más de

1.700 millones de musulmanes en

los cinco continentes; un segmento

poblacional en continua expansión

y crecimiento. “Además, muchas

economías de mayoría musulmana

crecen a una media anual del 7% y

empiezan a aflorar nuevas clases

medias emergentes con patrones de

consumo parecidos a los del mundo

occidental. O, lo que es lo mismo,

clientes potenciales de las empresas

de un amplio abanico de sectores”,

prosiguió Guerrero.

Cabe destacar que, según un estudio

elaborado por Thomson Reuters,

la economía islámica movió 1,3

billones de dólares en el sector de la

alimentación, durante 2013, y casi

medio millón de dólares anuales

en el sector de la moda. El mismo

estudio asegura, además, que en un

plazo medio de cinco años dichas

cifras se multiplicaran por dos.

“El mercado global de alimentos

consumidos por musulmanes es

de 1,2 billones de dólares, una cifra

superior almercadonorteamericano

o chino. No en vano, la certificación

halal supone una oportunidad

de internacionalización para las

empresas españolas”, puntualizó

Guerrero, que, además, advirtió que

los países de mayoría musulmana

importan entre el 80 y el 90% de los

alimentos que consumen, debido a

la poca capacidad de producción que

todavía poseen y a las condiciones

climatológicas.

En este sentido, Guerrero destacó

que si bien un gran número de

empresas españolas ya exportan

animales vivos a dichos mercados,

están perdiendo capacidad de

negociación y dinero, puesto que

son productos sin valor añadido.

“Si exportaran productos acabados

con certificación halal, sería una

nueva oportunidad de negocio. La

mentalidad que deberían tener las

empresas es la de ofrecer productos

desde la granja hasta el hogar”.

A modo de ejemplo, Guerrero

-que cifró en 300 las empresas

con

certificación

halal

en

España– explicó dos casos de

éxito de empresas no dedicadas

al sector cárnico que, mediante

la certificación halal, habían

conseguido hacerse un hueco en

los mercados musulmanes. Es

el caso de Freixenet y su línea

de espumosos desalcoholizados

con certificación halal, que se ha

introducido con éxito en el mundo

musulmán. También mencionó el

caso de una empresa de polvorones

–un

producto

consumido

durante todo el año, en los

países musulmanes– que había

substituido la manteca de cerdo

por grasa vegetal y había obtenido

la certificación halal, siendo

exportable a dichos mercados.

Certificación kosher

Sin duda, otra de las certificaciones

de más peso para el sector

alimentario, durante los últimos

años, es la certificación kosher, que

verifica que los lotes de producción

cumplan con las normas y las

especificaciones de calidad judías.

Carme Majó, del Grupo Profesional

Alimentario de la AIQS, fue la

encargada de presentar a David

Libersohn, rabino de la Fundación

Privada Jabad Lubavitch.

Kosher

es una palabra hebrea que

significa ‘apto’. Y, concretamente,

la certificación kosher certifica el

origen de los alimentos y que son

aptos para el consumo según los

dictados que marcan las normas

judías”, afirmó Libersohn.

Tal como explicó el rabino, la

certificación actúa principalmente

en el seguimiento y la certificación

de

las

materias

primas,

garantizando que la segmentación

kosher en sus tres campos -cárnico,

lácteo y origen natural- se aplique

también en las líneas de producción

y en la transformación de las

materias primas, en sus distintas

fases de producción. “En relación al

vino y al pan, se requiere, además,

presencia rabínica en sus procesos

de producción”, aseguró.

Más de 20 millones de judíos

Libershan,

que

calificó

la

certificación kosher como una

marca emergente, explicó que

actualmente existen más de 2.000

certificadoras kosher en el mundo,

siendo un mercado de productos

creciente, sobre todo en el mercado

israelí ynorteamericano. Asimismo,

el rabino explicó que actualmente

conviven aproximadamente 20

millones de judíos, con cierto

poder adquisitivo, con necesidad de

consumir productos kosher.

El rabino admitió, además, que en

mercados como el norteamericano

–con una alta densidad de

población judía– los productos

con certificación kosher se han

convertido en una tendencia,

suponiendo una gran oportunidad

de internacionalización para las

empresas españolas. “Además,

en países como Israel, el gobierno

sólo deja entrar productos con

certificación kosher, por lo que

es una obligación cumplirla para

aquellas empresas que deseen

exportar al país”.

En la actualidad, en España existen

unas 600 empresas con certificación

kosher, la mayoría dedicadas a las

materias primas. Para Libershan,

un nicho de mercado muy

interesante para explorar, por parte

de las empresas agroalimentarias

españolas, son los denominados

productos kosher para la Pasqua,

que no deben contener trigo,

cebada, centeno, avena, espelta

ni sus derivados, ni productos con

levadura, y donde todavía no existe

demasiada competencia.